No hace mucho hablé del LHC, el gran de grandes colisionador de partículas que hoy, al fin, se ha inaugurado. Esto supone un indiscutible avance para la ciencia, no se puede negar, y los científicos que con su cordura nos garantizan que no caeremos en un micro agujero negro en los próximos meses lo han celebrado jubilosamente.
No obstante, hay una verdad inquietante que leí en un artículo del diario el País. Reza así :
“Sabemos mucho del espacio y muy poco de lo que hay debajo de nuestros pies”.
Es una de esas frases que muchos se atribuyen y repiten, es recurrente, pero cierto.
Últimamente estoy recopilando información sobre Julio Verne y su obra “Viaje al Centro de la Tierra”, para la edición y confección artesanal de 10 libros ilustrados de este clásico. El tema del apasionante mundo del bookmaking y las curiosidades que he descubierto lo comentaré otro día, sin embargo, durante el trabajo de documentación subí a bordo de otro proyecto científico novedoso y estimulante. Se trata del Chikyu (tierra en Japones), una embarcación inmensa, con una torre de 120 metros de altura, que pretende llegar no al centro mismo de la tierra (a 6500 km de profundidad), pero sí lo más lejos que nunca el hombre ha perforado dentro de nuestro planeta. La investigación en si tiene varios objetivos: conocer más sobre los seísmos, confirmar teorías sobre el movimiento de placas, buscar vida en condiciones extremas, encontrar nuevas fuentes energéticas … Esta última, no es ninguna tontería. Tan preocupados como estamos actualmente por la energía, si consiguiéramos aprovechar la potencia interna del globo, sísmica y magmática , creo tendríamos solucionado el problema durante algunos millones de años.
A lo que íbamos, lo apasionante de la misión es el hecho que existen teorías y deducciones, pero realmente, entraremos en terreno desconocido, y seguramente los resultados nos den alguna que otra sorpresa. Leí que tienen previsto llegar hasta al manto terrestre en 2012, donde flotan la placas tectónicas, y ya solo de entrada, esa fecha me hace recordar las tan de moda predicciones mayas sobre el fin del mundo. Estamos apañados, o nos destruyen los monopolos magnéticos del LHC, o la furia que proviene de las fauces de la tierra, o los paralibros sobre profecías Mayas. Pero bueno, como diría un viejo cowboy mientras mastica tabaco: – Bah, pamplinas.
La expedición ya ha comenzado, lo hizo en 2007, pero supongo que aún tendremos que esperar algún tiempo hasta que haya resultados significativos. Mientras tanto, andaremos con cuidado, sin poder confiar ya ni en la irrefutable solidez de nuestros adoquines.
Siguiendo con las referencias al Western, terminaré con una frase de un gran jefe indio que leí en un cómic:
“Mi abuelo aconsejar que yo nunca vender tierra por la que camina suelo de nuestros antepasados”.
El mineralismo ha llegado!
Tu ho has dit. Quin clà ssic!!!