Pasamos la semana santa en el Delta de l´Ebre, un sitio tranquilo aunque terriblemente azotado por los inclementes dioses de los vientos. Con ese zumbido en el oído realicé lo que serían mis primeras pruebas de fotografía en High Dynamic Range (hdr), es decir, varias imágenes de diferente exposición juntadas para producir una profundidad de color más allá de lo que permite una foto común.
Del experimento, como es normal para un novato Dr.Frankenstein como yo, nacieron algunos monstruos. El viento no ayudó, y por mucho que les repitiera a los olivos –¿Queréis hacer el favor de estaros quietos?– no me hicieron caso. Sin embargo, algo salió de aprovechable, sin contar con lo aprendido de cómo no hacerlo la próxima vez.
Mi sorpresa fue el observar la gran presencia que adquieren los cielos mediante esta técnica, que de alguna forma lo que consigue es equilibrar lo sobreexpuesto y las sombras en un plano lumínico medio.
Se me han ocurrido algunos experimentos que realizar en este nuevo campo, y en breve espero poder colgar aquí mis abominables creaciones. Ya puedo oír como gimotean y se retuercen esos malditos engendros de luz.