SPAM (monty python y los vikingos)



spam_m1.jpgMás de uno se habrá preguntado de donde proviene la palabra SPAM, aquella con la que nos referimos a la publicidad no deseada que nos bombardea diariamente, ya sea a través del correo electrónico y el famoso enlarge your penis o a través de páginas web que no saben que una publicidad demasiado intrusiva es contraproducente.

Su origen es curioso, y demuestra de forma directa y actual como el slang cotidiano se convierte en parte oficial y aceptada del idioma. Todo empieza con un famoso sketch de los Monty Python donde no se para de repetir continuamente la palabra SPAM, que es una marca de cerdo enlatado mezclado con otros ingredientes. El tema central de este sketch, muy conocido en el mundo anglosajón, se utilizó como mote que ejemplificaba perfectamente lo que se hacía en ciertos sectores con la publicidad en internet.

nota:   en los subtítulos han traducido SPAM por cerdo, sin embargo,
se refieren al producto SPAM, no al cerdo.

La efectividad del SPAM es bajísima, no obstante, ante miles de millones de envíos si que se consigue un cierto tráfico, aun siendo en muchos casos causa de un error al clickar, queriendo el usuario cerrar el mensaje o alguna otra acción.

Una cosa que me sorprendió, y me hizo mucha gracia, al ver el sketch de Monty Python fue la aparición del grupo de vikingos que se alza en cánticos al SPAM. Son, sin dudarlo, un elemento fundamental en el desarrollo de la cápsula de humor.

spam_m2.jpg¿Pero que tienen que ver los vikingos con el cerdo? Bien podría ser que nada, pues el absurdo es un recurso ampliamente utilizado por los Monty Python, pero rebuscando por internet he encontrado lo que puede ser la respuesta. Aunque, como aprovechando el tirón que tuvo el gag la marca SPAM utilizó la imagen de los monty para promocionar su producto SPAM, no puedo discernir que fué antes, el vikingo en el SPAM o los vikingos de los phyton.

Maldita canción pegadiza, de mi mente no puedo sacar la tonada de spam! spam! spam! … Lovely SPAM! que me spamea, convirtiéndose en el paradigma de su esencia. Seguro que ya no podré volver a oír “el anillo de los nibelungos” de Wagner sin que de fondo suene en mi cabeza una coral de Bersekers que entona in crescendo “… spam … spAM … SPAM…”

Los Vikingos, para mi, no volverán a ser lo mismo después de esto.


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