La montaña de Montserrat es un enclave singularmente místico de la geografía catalana, con su abadía benedictina y sus piedras de formas curiosamente erosionadas. En “el enigma sagrado”, el libro que inspiró “el código da Vinci” se intenta vincular la abadía de Montserrat con el Montsalvat de la leyenda del Santo Grial, aunque la etimología de la palabra Montserrat (monte-serrado) no tenga ningún misterio para un catalanoparlante, y resulten por lo menos curiosas ciertas asociaciones de ideas que convienen en una historia que se fundamenta en asociar todo lo asociable. Claro que hasta Himmler lo creyó, y acudió a Montserrat en la II Guerra Mundial en busca de la Sangre Real.
Hablando de “el enigma sagrado”, debo apuntar que lo leí por allá el año 1995, cuando solo era un libro más de pseudo-ciencia (o pseudo-investigación o conspiraciones) de los muchos que acumulaban polvo en las estanterías de mi casa, y no había sido aún favorecido por los dioses del marketing. Siempre encontré que era una historia interesante para utilizar en partidas de rol o en relatos, y su trama era uno de los hilos argumentales del difunto mush “et in barcino ego”. ¡Que pena que no me decidiera a escribir una novela con su argumentación!, quizás ahora estaría montado en el euro cobrando derechos de corso. Bueno, no nos vayamos por las ramas.
A veces, cuando me aburro, suelo mirar reportajes de conspiraciones y demás, desmontando mentalmente los argumentos de la mayoría, con la esperanza de encontrar algo interesante algún día; Por favor señores, un poco de rigor. Si escarbas en las afirmaciones y la lógica en la mayoría de casos te topas con incongruencias, inexactitudes o simplemente mentiras. Pero como la historia nos ha demostrado, entre toda la vorágine de miedos y asociaciones suele haber destellos verdaderos.
No creo en conspiraciones porque no creo que los que están detrás sean suficientemente inteligentes como para llevar a cabo sus supuestos planes. Si el ajedrez, un sistema comparativamente simple, con pocas variables, es capaz de engendrar millones de combinaciones, no hablemos del mundo real, donde lo impredecible es común. La mente de quien cree en esas conspiraciones habitualmente no ha aprendido que las coincidencias son la norma en el universo, en un sistema matemático tan complejo hay muchas coincidencias que no son consecuencia directa de la otra, e intentan relacionar acontecimientos que no siempre tienen vinculación.
La otra cara de la moneda es el escéptico, que ante la evidencia irrefutable se niega a creerlo, básicamente por desacreditación automática de ciertas fuentes. Que un loco diga que la tierra es redonda no invalída por ser loco la forma de la tierra.
En definitiva, esta larga e intrincada disertación viene a cuento de un video que visioné ayer, donde Teresa Forcades, una monja-doctora de Montserrat nos habla de la gripe A. Es una entrevista de Alicia Ninou y Judith Abadias, y forma parte de un interesante reportaje de Alish que podemos ver en timefortruth.es. Teresa Forcades nos habla de forma veraz, humilde y esclarecedora del cuento chino de la Gripe Nueva, y los posibles intereses que oculta. Cada uno que saque sus propias conclusiones.
No creo en las conspiraciones, he dicho, pero sí creo en la manipulación y el daño que pueden hacer conceptos básicos de psicología de masas en manos interesadas. Y es que en el fondo, no hay un titiritero comprando a los medios de comunicación y a los políticos, solo hay que encender la mecha cuando sabes que los verdugos son las víctimas.
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