Caravaggio, el genio que azota



Michelangelo Merisi da Caravaggio, por allá el siglo XVI, no resultó ser un pintor convencional, ni en sus obras, ni en su vida privada. Y es este último aspecto el que transmitió a su arte una sensibilidad terrenal, naturalista y realista como pocos habían conseguido plasmar hasta entonces.

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Es ahí, justamente, donde radica su maestría, en la capacidad de correr el tul de convencionalismos que conforman a todo artista en su época, y mostrarnos una realidad desnuda, desprovista de encanto celestial, terrible y preciosa.

(…) solía amedrentar a sus enemigos con la frase: “Te freiré los huevos!”

Evidentemente Caravaggio fue en gran medida un pintor de temas religiosos, encargados por la madre iglesia o por mecenas, no obstante, la temática general es secundaria, si estamos hablando de san Pedro o Judith no importa, donde debemos fijarnos es en los detalles, en los elementos de la escena, en la carne y las facciones. En esas tesituras descubriremos al genio que fue.

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Aficionado a las borracheras y a trasnochar, Caravaggio, el hombre, era proclive a los desordenes públicos y a las confrontaciones. caravaggio_02.jpgVivía en el filo del abismo, ese lugar que visitan muchos artistas para poder contemplar el otro lado, y en gran medida, el cohabitar entre ladrones y prostitutas, y apreciar la belleza de lo degenerado, le proporcionaba el criterio que después utilizaba ante el lienzo. Bravucón espadachín, tuvo que llegar el día en que matara y sus mecenas no pudieran protegerle de sus riñas nocturnas. Así es como marchó exiliado de Roma a Nápoles, y después a Malta. Una anécdota curiosa en este aspecto es que las pocas palabras que conservamos de Caravaggio vienen referidas por una causa que tenía abierta con la justicia, donde se transcribe que Michelangelo solía amedrentar a sus enemigos con la frase: “Te freiré los huevos!”

caravaggio_06.jpgEra, sin lugar a dudas, un anti-heroe, y él mismo en el cuadro “David y Goliath” realiza un autorretrato donde se representa como el monstruo, en lugar de ser el héroe. Se veía como realmente era, alguien que accedía a los lados más oscuros de la condición humana para poder rescatar su belleza, igual que haría siglos después en otro campo Edgar Allan Poe. Se cuenta que para el cuadro “muerte de la virgen Maria” utilizó de modelo una prostituta muerta, sacrilegio que la iglesia nunca pudo perdonarle.

Para mi, Caravaggio representa el perfecto artista torturado, aunque ese dolor, ese sufrimiento vital que se desprende de su biografía, es lo que le confiriera su especial genialidad.

Disfrutemos y aprendamos, pues, de su pincel sombrío.

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