Finalidad Artificial



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Las máquinas hace tiempo nos pasaron la mano por la cara en cuestiones de velocidad de cálculo y precisión. ¿Porqué, entonces, no hemos sido capaces aún de desarrollar un sistema de inteligencia artificial que realmente funcione? Uno de los motivos, sin duda, es un problema de base.

Un ser vivo, por definición, se caracteriza por tener una marcada lista de prioridades jerárquicas. Sin ellas, no sería un ser vivo, y si lo fuera no tardaría en dejar de serlo. La primera, la joya de la corona de las prioridades biológicas, es la supervivencia. Alrededor de esta giran todas las demás: Comer para sobrevivir, dormir para descansar, evitar la muerte, o incluso enamorarse. La reproducción animal no deja de ser una forma de búsqueda de la supervivencia, no por parte del Yo propiamente, sino por parte de esos metomentodos que mueven los hilos en la sombra, los genes. La inteligencia como tal, la sociedad o la cultura, son instrumentos para nuestra supervivencia, y sin una Finalidad primaria (sobrevivir) o secundaria (encontrar trabajo) no tendrían ningún sentido. Por lo tanto, la inteligencia es una herramienta, como puedan ser las manos o el estómago, y sin su proceder natural, la finalidad, es unas piernas que no pueden andar.

En los sistemas de inteligencia artificial que he visto hasta la fecha lo único que suele hacerse es emular lo que diría un humano, pero sin tener ningún motivo para decirlo, y sin entender nada de lo que se dice. Suelen ser divertidos, pero poco tienen que ver con la inteligencia. (Para hablar con Dios, click aquí)
Receta para crear un cachivache pensante:

  • Este debe tener entradas de información, como más mejor. Un ciego-sordomudo-sin-tacto lo tiene complicado.
  • Este debe poder interactuar con el entorno, es decir, dar respuestas. Darle utensilios de modificación de la realidad.
  • Este debe tener un sistema de análisis de la información, reconocimiento de patrones, y valoración en términos de positivo-negativo respecto a su finalidad.

A partir de estos puntos, desplegándolos en lo máximo, podríamos llegar a concebir un proto-ser no tan diferente de mucho organismos vivos.

Si tuviéramos el valor de dotar a una máquina de un algoritmo de aprendizaje, herramientas para poder interactuar con el medio, y la premisa de supervivencia, quizás acabaríamos de crear vida, otro tipo de existencia. Si pudiera multiplicarse, la selección natural (la ley de lo mejor para permanecer en un ambiente aguanta más que lo peor) haría el resto. El peligro en todo esto, claro está, es que el día que demos a las máquinas la chispa de la vida, ellas estarán mucho mejor preparadas que nosotros para sobrevivir.

Asimov no se dio cuenta, que con sus 3 leyes de la robótica, estaba matando a nuestros futuros robots.


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Más sobre bots charlatanes: http://alicebot.blogspot.com/


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Comentarios: (1)

One thought on “Finalidad Artificial

  1. Producir algo como la mente humana puede parecer imposible debido a su inmensa complejidad. Pero suponer que la única forma de resolver un problema es tener un entendimiento profundo del mismo es un error. La naturaleza ha resuelto un sin fin de problemas increíblemente complejos (entre los que esta producir el sistema nervioso humano) sin que para ello fuera necesario realizar ningún proceso consciente o analítico. Existe un conjunto limitado de procesos simples de cuya ocurrencia emergen cosas más complejas, procesos como la selección natural. Talvez todo el asunto se reduce a identificar los elementos e interacciones fundamentales que deben existir en un sistema para desencadenar el surgimiento de una mente, crear un algoritmo capaz de evolucionar.

    Saludos.

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