Las clases del Doctor Tornasol



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Existe una sensibilidad peculiar vinculada habitualmente al mundo de la literatura. Se trata de un divertido juego de conceptos, ideas, de plasticidad platónica, que gusta terriblemente al hombre de letras y roza a veces el dadá.

Me acuerdo de un programa de televisión llamado l’illa del tresor (la isla del tesoro), que ya no se emite, donde vi por primera vez estos juegos de conceptos. O quizás no fue la primera vez… En cualquier caso, realizaban cápsula temáticas con este proceder de malabarismos mentales, juegos de palabras que al pronunciarse te activaban ciertas zonas cerebrales, estímulos danzantes de relaciones y sinapsis, como una partitura de notas intangibles. Presentado y realizado por Joan Barril y Joan Ollé, creo era una de las grandes joyas que ha dado la televisión, sin embargo, la audiencia no opinaba lo mismo.

En ciertos aspectos, dicha sensibilidad tiene muchos puntos en común con la poesía visual, siendo Joan Brossa un referente del que seguramente hayan bebido sus artífices. Hay gente, generalmente escritores, traductores, periodistas o ciertos artistas, que su cerebro trabaja de manera diferente a la hora de entender el mundo. La mayoría de mortales (entre los cuales me incluyo) tenemos un cerebro eminentemente visual, sin embargo, hay quien en lugar de trabajar con las imágenes en estado puro, en su estética y las emociones que despiertan, procesa mucho más el concepto que esta representa. Podríamos decir que piensa con palabras, y no con sensaciones.

Como sustituto de programa l’illa del tresor actualmente emiten un espacio de literatura titulado l’hora del lector, donde un grupo de entendidos comentan libros con ritmo de tertulia. Realmente, no suelo verlo por resultar un poco soporífero. No obstante, al final, un personaje histriónico concluye el espacio televisivo con una mezcla de mimo y humor que vale la pena ver. Es Tornasol, un hombre escuálido y expresivo que con genialidad cuenta historias con un aroma que me recuerda terriblemente ese sentir entre absurdo y leído. Detrás de cada mueca, de cada gesto, se esconden verdades y conceptos de belleza singular, es poesía en movimiento. A pesar que habla en catalán, creo será fácil de entender para los que no lo dominen. ¿Que nos va a enseñar esta vez Doctor Tornasol?


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